Amarse a uno mismo
A veces buscamos el amor en mil lugares, en mil miradas, en promesas ajenas…
Y olvidamos que el amor más poderoso, el más sincero y eterno, nace dentro de nosotros.
Amarse a uno mismo no es un acto egoísta… es un acto de sabiduría.
Porque quien se ama, se cuida.
Quien se ama, se respeta, se abraza en los días de tormenta y se celebra en los días de sol.
Cuando somos capaces de mirarnos con ternura, de hablarnos con cariño, de perdonarnos,
entonces somos capaces de ofrecer al mundo un amor auténtico…
Un amor que no exige, que no aprieta, que no duele.
Un amor que simplemente fluye, porque ya rebosa dentro de nosotros.
El amor propio es regalarte una flor sin esperar una fecha especial.
Es dedicarte un poema como si fueras tu musa.
Es quedarte en silencio mirando el horizonte y agradecer, simplemente, por existir.
Esos pequeños gestos, ese mimarse sin culpa, ese cuidarse sin condiciones,
son actos profundamente románticos.
Porque el verdadero romance comienza contigo.
Y cuando tú te amas, el amor que das ya no busca llenar vacíos.
Irradia. Acaricia. Sana.
Comparte una sonrisa. Da gracias por estar, por compartir, por vivir.
Cada día es una oportunidad para reenamorarte de ti…
De tu historia, de tus cicatrices, de tu luz.
El amor es el sentimiento más poderoso que existe.
Pero el mejor amor, el más puro, el que más transforma…
es ese que nace desde tu alma y se expande hacia el mundo.
Ámate.
Y entonces verás cómo el universo entero aprende a amarte también.
Tal vez te inspire también
El amor de pareja se construye cada día
julio 12, 2025